-Quiero el divorcio.- comenta él mientras se dirige la puerta.
-Yo también.- respondo.

Qué valor tienen estas palabras cuando uno no está casado? Los dos sabemos que nunca lo vamos a dejar. Es una situación que nos encanta y seguiremos así hasta el fin de los días, aun sin saber qué nos deparará el futuro.

L.

1 comentarios:

Katua dijo...

MALDITA SEA, quiero seguirte y no se como
tu blog es fascinante

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